miércoles, 11 de marzo de 2009

Soneto 8 (6)


¿Música para oír, y la oyes triste?
Lo alegre alegra, y el dulzor no amarga.
¿Por qué amas lo que airado recibiste?
¿Por qué recibes con placer tu carga?
Si el concierto de tonos afinados
casados en la unión tu oído ofende
-pues tienes varios roles mixturados
en uno solo- dulce te reprende.
Observa que una cuerda desposada
con otra configuran la armonía:
parecen padre, hijo y madre amada
que a una cantan dulce melodía.
Y cantan sin palabras en tu oído:
"Solo es cual si no hubieras existido".

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